El primer daño que se produce en la madera de coníferas una vez apeado el árbol es el conocido como “azulado”. Se manifiesta por una coloración que va desde el gris azulado al negro en la madera de albura.
Cuando el árbol está tumbado la madera verde presenta un alto contenido de sustancias nutritivas, como azucares y almidones, lo cual favorece el desarrollo de estos microorganismos, ya que son las sustancias de las que se alimentan.
El azulado está producido por una serie de hongos inferiores denominados hongos cromógenos. No pueden ser considerados organismos xilófagos porque no degradan la celulosa ni la lignina.
Las condiciones de humedad y sobre todo de temperatura van a determinar la velocidad de desarrollo del micelio, de gran importancia pues el azulado no se manifiesta hasta que la concentración de hifas es grande. Puede estar la madera infestada interiormente sin que se aprecie al exterior.
Dichas coloraciones merman la calidad, en términos estéticos, de la madera y en consecuencia limitan su mercado y sobre todo su precio, llegando a sufrir devaluaciones de hasta un 70% de su valor comercial.
Para evitar estos ataques se debe utilizar un biocida y realizar el tratamiento adecuadamente